viernes, 20 de febrero de 2015

Así celebra Maduro el aniversario del encarcelamiento de Leopoldo López

El régimen político de Nicolás Maduro en Venezuela, heredero directo del chavismo, encarceló hace ya más de un año a Leopoldo López, líder opositor. Su esposa, y muchas otras personas han luchado desde entonces para reclamar que sea puesto en libertad de inmediato, pero hasta el momento, lejos de conseguirlo, Maduro ha decidido celebrar el aniversario del encarcelamiento de López con la detención del alcalde de Caracas, que también pertenece a la oposición venezolana.

Para Maduro, todo el que no comulga  con sus opiniones y critica  abiertamente las políticas que su Gobierno desarrolla está apoyando la puesta en marcha de un golpe de estado. Es esta desde luego una forma peculiar  de entender la democracia.

Es cierto que hay  intereses en occidente que chocan con la forma de estado de determinados países como puede ser el venezolano, y sería estúpido negarlo. Pero no menos necio es el argumento de quienes defienden desde esta parte del mundo  que todas las críticas que se realizan a estos regímenes políticos están motivadas por intereses ocultos. Nada más lejos de la realidad.

¿De verdad se puede negar que los políticos de la oposición pueden hacer su trabajo con plenas garantías? ¿Es posible negar que los venezolanos no pueden acceder a todos los alimentos que desean y se forman trifulcas en los supermercados para conseguir una simple caja de pañales?

Desde ciertos sectores de la sociedad española, como pueden ser algunos políticos de Podemos, sí se niega la realidad de Venezuela. Cabría pedirles que al igual que se condenan los acontecimientos  que violan los derechos humanos en otros países, se haga lo propio con este  estado sudamericano, y que tradicionalmente ha tenido tanto arraigo con España. El problema es que tal vez es  mucho pedir el exigirle a alguien que sea capaz de levantar su voz contra su propio jefe.

jueves, 19 de febrero de 2015

Chaves y Griñán, protagonistas de la campaña de las Andaluzas para desgracia del PSOE

    

La imputación por parte del Tribunal Supremo a los expresidentes de la Junta de  Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán  no ha causado sorpresa alguna ni en propios ni extraños, pues realmente era cuestión de tiempo que la justicia comenzara a investigar  a quienes fueron los máximos responsables de esta comunidad Autónoma durante tantos años, en los que mucha gente utilizó el dinero de los desempleados andaluces para lucrarse inmoral e ilegalmente.

Es verdad  que el PSOE no tiene la patente de la corrupción, ahora que tanto se habla de este término con  los problemas que los enfermos de hepatitis C están teniendo para poder acceder a los nuevos medicamentos, pero no es menos cierto que   se trata de un caso que cuenta ya con 266 imputados, una cifra que deja ya muy atrás la que se apresuró a dar la Junta  cuando este asunto estaba empezando a ser investigado. “Se trata de cuatro golfos”, decían hace ya algunos años, y es que sí, hace ya bastante tiempo que arrancó la investigación, y todavía no se han sacado conclusiones judiciales definitivas, lo que a buen seguro incrementa la sensación de impunidad que tiene la sociedad, por muy errónea que pueda llegar a ser esta visión.

Entre tanto, en sólo un mes los andaluces irán a las urnas divididos entre los que no castigarán la corrupción, quienes confían en nuevas fuerzas políticas como Podemos, y quienes irán sin ilusión a depositar la papeleta del PP, que cuenta con un cabeza de lista que pese a que en el Ministerio de Sanidad fue un eficaz gestor, no ha conseguido ilusionar ni a los suyos.

Ante este escenario, no faltan  quienes intentan  apelar al “mal de muchos, consuelo de tontos”, recordando que no pocos imputados del PP se enfrentan también a delitos similares de corrupción. Es cierto, y el PP debería actuar con más contundencia  ante este asunto. Pero la táctica del ventilador para esparcir la basura no va a beneficiar a nadie. O tal vez sí, y seguramente en pocos meses ese  será el problema.

lunes, 16 de febrero de 2015

No querer ver

El ritmo de la actualidad hace seguramente que estemos perdiendo el norte por completo en este país, y por supuesto, en muchos otros. Mientras los terroristas de Estado Islámico siguen sembrando el miedo, el pánico y dejando tras de sí un reguero de sangre por todos los lugares “infieles”, en España estamos pendientes de si finalmente el PSOE presentará en Madrid a Ángel Gabilondo, de si Izquierda Unida decide disolverse en Podemos sacrificando así su historia a cambio de intentar mantener un par de cargos políticos, o de si Mariano Rajoy decide o no designar un candidato para las elecciones municipales y autonómicas en breve, o por el contrario considera que no es necesario hacerlo y lo elige cuando se conozcan los resultados de los comicios.

Mientras este jueves se aprobará en el Congreso el pacto contra el terrorismo islamista entre los partidos mayoritarios, todos, incluso sus promotores, han olvidado ya la relevancia del problema de unos asesinos que no tienen nada que perder, puesto que por defender unas ideas de no se sabe qué, están dispuestos a morir matando. Los atentados de Dinamarca no han servido lamentablemente para volver a reavivar en la sociedad el debate de cómo intentar luchar contra esta lacra, que si bien en enero se dejó sentir en París y en este caso en Dinamarca, nosotros bien sabemos que nos puede tocar en cualquier momento, en cualquier lugar.

Mientras se conoce el dato de que millares de inmigrantes han perdido la vida intentando alcanzar las costas europeas, lo que para muchos  inmigrantes  es el “paraíso”, la sociedad y los políticos no son capaces de acordar un mínimo de actuaciones encaminadas a solventar este drama, o al menos  intentarlo.

Y mientras España intenta salir poco a poco de la crisis económica, para lo que todavía queda un largo camino por recorrer, la sociedad se desayuna día sí y día también con casos de corrupción en todos los medios. Pero no hay problema, ya estamos salvados: mucha gente ha decidido echar mano de su espíritu crítico y ha sentenciado que serán quienes presuntamente roban antes de llegar a las instituciones serán los que las van a regenerar. De verdad, que paren el mundo que yo hoy me bajo.

jueves, 12 de febrero de 2015

¡A trabajar!

Ya no podía dejarlo ni un día más. Es cierto que existe ya mucha gente y seguramente mucho más capacitada que un servidor para contar y comentar la actualidad por múltiples canales, pero necesitaba abrir esta pequeña ventana para participar  de una u otra forma en el día a día de este complejo mundo en el que vivimos, en esas pequeñas y grandes cosas que mañana serán parte de la historia. Un periodista sin ganas de contar, y sin deseos de poner su granito de arena para hacer de su entorno un lugar mejor, no puede ser digno de decir que pertenece a esa profesión por mucha titulación que tenga.

Dicen que de las grandes crisis, de los peores momentos, salen los grandes cambios. Pero eso no vendrá por sí sólo, y es algo que por suerte la sociedad está tomando conciencia de que depende de todos. Por ejemplo, una de las grandes transformaciones sociales que la coyuntura actual ha producido es que la gente ha vuelto a interesarse por la política, arrebatando así  el monopolio a los políticos, y por qué no, también a los periodistas. 

Pero dicho esto, la clave no consiste en destruirlo todo y acabar con el sistema actual, puesto que con todos sus defectos, han reportado a España las décadas de mayor prosperidad a todos los niveles. Por ello, debemos, entre todos, lograr que las cosas funcionen mejor, y que si realmente por fin conseguimos salir de la crisis económica, no volvamos a repetir los errores del pasado. Por tanto, a cada uno en lo que le corresponda, a trabajar.