viernes, 20 de marzo de 2015

La campaña de las andaluzas, totalmente prescindible

La campaña electoral en Andalucía llega a su fin hoy, por suerte. Lo único que hemos visto los ciudadanos ha sido a un grupo de políticos que han estado constantemente echándose en cara la corrupción de unos y otros. A veces da la sensación de que se creen sus propias mentiras y que realmente actúan con los modos de quien pertenece a  un partido político en el que jamás se ha dado  la más mínima corruptela.
Así, no ha sido extraño ver constantemente a Susana Díaz hablar de lo que le repugna la corrupción… la del PP hemos de entender, porque la de su partido le ha hecho sentir durante muchos años cómoda. Pero el candidato de la derecha, desconocido por la gran mayoría de los andaluces, ha criticado que Díaz haya dado protección a imputados, como Chaves y Griñán, cuando nadie le ha escuchado todavía una crítica a que su partido haya estado ayudando hasta el final a su extesorero Luis Bárcenas, por ejemplo.
La corrupción afecta y afectará a todos los partidos, por lo que es absurdo dedicar la campaña a ver cuál es la basura que peor huele en cada momento. Lo que se debe hacer es actuar de forma implacable cuando se descubre que alguien se está aprovechando de su cargo para enriquecerse de forma ilícita. En este punto, la irrupción de Podemos ha sido algo magnífico, porque ha obligado a los partidos tradicionales a preocuparse de verdad por este tipo de asuntos, que
hasta el momento pasaban muy desapercibidos en la sociedad, que hasta hace poco se ha comportado más bien como suciedad, actuando de forma
cínica, y criticando únicamente la  corrupción de los que no eran de la formación política con la que simpatizaban.
Dicho esto, Podemos lo que ha hecho, junto con la crisis y otros partidos como UPyD y Ciudadanos, es poner encima de la mesa las vergüenzas de todo el mundo, aunque nadie está a salvo de que en sus filas pueda haber gente sin escrúpulos. Y Podemos menos, pues no cabe mayor corrupción que no condenar las detenciones ilegales y los asesinatos de una dictadura con tintes de democracia como es Venezuela, o ser ambiguo con ETA y el dolor causado a tantas víctimas en 40 años de horror.
Y de nuevo uno se da cuenta de que ha dejado de hablar de las elecciones de Andalucía para irse a la política en general. Esto es síntoma de que realmente no nos han hecho propuestas que sean dignas de debatir para mejorar la situación de la región europea con mayor tasa de paro, y de que la presidenta de la Junta ha adelantado las elecciones por interés propio y no de la ciudadanía. Además, ya se sabe que gobernará ella con el apoyo de IU o de Ciudadanos… ¿A qué juegan entonces con nosotros? Que nos dejen en paz ya, que los andaluces voten el domingo, y si es posible, que a partir de ahí se preocupen de los problemas reales de la gente. ¿Será esto mucho pedir?

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